viernes 22 noviembre 2024

Jair Bolsonaro vs. Lula Da Silva: la extrema derecha en la elección presidencial de Brasil

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  • Las elecciones en Brasil culminarán este domingo 30 de octubre
  • El resultado electoral llama la atención en gran cantidad de países
  • Buena parte de los brasileños comulgan con la extrema derecha

Las elecciones generales de Brasil de este año, que culminarán el día 30 de octubre con la segunda vuelta de la carrera presidencial enfrentando a Bolsonaro contra Lula, no solo preocupan a la nación sudamericana sino también, en diferentes grados, al mundo entero. Brasil es el país y la economía más grande de América Latina y, durante la primera presidencia de Lula, fue toda una potencia emergente al ocupar la sexta economía mundial. Además de esto, también posee un de los ecosistemas y pulmones más grandes sobre la Tierra en la selva del Amazonas. Estas variables hacen que la importancia del resultado de las actuales elecciones brasileñas llame la atención de una gran cantidad de Estados.

El peso de la extrema derecha

Por otra parte, Brasil es, en este momento, uno de los escenarios donde la extrema derecha muestra abiertamente su rostro y su fuerza. Desde hace mucho tiempo, una buena parte de la sociedad brasileña ha comulgado con ideologías de esta índole, cuyos orígenes se remontan a la época de la esclavitud africana (Brasil abolió la esclavitud en 1888, 25 años después que los Estados Unidos) y se fortaleció durante las oleadas de inmigrantes alemanes, muchos de ellos nazis.

Además de este antecedente, la sociedad brasileña ha estado experimentando un proceso de americanización cultural desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Esta influencia cultural impulsa tanto el actual neoconservadurismo religioso, la violencia policial, el culto a las armas y las creencias como el supremacismo blanco.

Así, y por todas las razones antes mencionadas, Brasil es hoy un gran laboratorio de las ideas y estrategias de la extrema derecha a nivel mundial. Ese laboratorio tiene como centro a Estados Unidos pero sus ramificaciones se extienden a varios países del mundo y de todos los continentes. El giro institucional de Brasil hacia la extrema derecha fue evidente en las actuales elecciones y en los resultados para el Congreso, especialmente para el Senado.

Las conexiones internacionales de Bolsonaro

Una de las explicaciones sobre la fuerza que tiene este fenómeno que la mayoría de los analistas se apresuraron a dar al respecto fue la influencia de los lobbies evangélicos tienen sobre la sociedad y el gobierno. Sin embargo, esta explicación que aunque más sencilla, ciertamente no es la más acertada ya que no todos los evangélicos son de extrema derecha. Pocos mencionaron el sustrato cultural del “Brasil profundo”, a saber, el elitismo de sus clases dominantes y el racismo estructural del país. O la influencia de las conexiones internacionales de Bolsonaro y sus aliados con la extrema derecha norteamericana y mundial.

Bolsonaro se siente seguro y fuerte con este apoyo. Tan seguro que en múltiples ocasiones ha atacado y despotricado contra las instituciones encargadas de vigilar y salvaguardar la democracia brasileña. Las ha acusado sin prueba alguna sobre prácticas fraudulentas y deshonestas de forma constante en los procesos electorales. Se rehúsa ha aceptar un resultado que no lo favorezca insinuando con la posibilidad de un golpe de Estados. Además de invitar a los civiles simpatizantes de su gobierno a una rebelión armada si es que fuese necesario para seguir manteniendo el poder.

Da Silva y su política incluyente

Si bien la carrera política de Lula Da Silva está manchada por múltiples casos de corrupción, su agenda política es mucho más equilibrada e incluyente. Sobre todo en un periodo donde la economía mundial se ha visto sumamente lastimada por las consecuencias que dejó tras de sí la pandemia y la ola inflacionista que vivimos actualmente.

Bolsonaro es un fiel reflejo de una creciente ola de populismo de extrema derecha que se expande por el mundo. Meloni en Italia, Trump en los Estados Unidos, Putin en Rusia, Orbán en Hungría, Modi en India, etc.

Aunque la sociedad brasileña se encuentra profundamente dividida, en conjunto parece entender el peligroso cauce por la que su actual mandatario la conduce.

 

 

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