Por José Antonio Bejarano
La situación actual que estamos viviendo de enfermedad y crisis es de tal envergadura que equivaldría a una tercera guerra mundial, donde las rivalidades geopolíticas de las grandes potencias se han disparado.
Desde la crisis financiera del 2009, el poderío económico-político de Estados Unidos se ha resquebrajado. Al ver esta situación, China, la cual tiene ambiciones imperialistas, ha tratado de llenar el vacío de liderazgo que ha dejado el país norteamericano.
Como ya los conflictos entre las grandes potencias no pueden solucionarse de forma bélica porque el mundo se vería sumamente afectado por una destrucción masiva, la carrera por crear una vacuna contra el COVID-19 equivaldría a una especie de guerra en donde el país que primero obtuviese la vacuna asumiría el liderazgo abandonado por los Estados Unidos.
Aunque Rusia acaba de anunciar una vacuna contra el COVID-19, actualmente existen otras tres vacunas desarrolladas por China, Reino Unido y Estados Unidos, las cuales tienen un potencial significativo para frenar la pandemia. Esto quiere decir que no vamos a tener una única vacuna hecha por un solo país como anteriormente ocurría con ciertos descubrimientos científicos y tecnológicos. Consecuentemente, el poderío unipolar estadounidense, conquistado después de la caída de la Unión Soviética, se fraccionará aún más y el mundo se dividirá en cuatro bloques geopolíticos. Uno por vacuna.
Exclusive: The Trump administration’s coronavirus vaccine project is recruiting scientists in South Africa and Latin America to help test possible vaccines in U.S.-backed clinical trials, pledging to ease their countries’ access to successful products https://t.co/LfG0x61vXx 1/4 pic.twitter.com/A2zP8ChMeB
— Reuters (@Reuters) August 13, 2020
El primer bloque será el de China, el cual controlaría parte de África (debidos a las importantes inversiones que hace allí), el sudeste asiático, y tal vez algunos países sudamericanos como Venezuela o Argentina. El segundo bloque será el de Europa, quien tendría una mayor independencia de los Estados Unidos debido a las políticas aislacionistas de Trump. También el bloque europeo ha dado muestras de acercamiento con Rusia al tener buenas relaciones con Berlín y Moscú. El tercer bloque será el de Rusia que, gracias a su posible vacuna, ha estado fortaleciendo su influencia en los países exsoviéticos tanto de Europa como de Asia. Finalmente, el cuarto bloque será los Estados Unidos, quien mantendrá su posición hegemónica en algunos países asiáticos pero principalmente en Latinoamérica, donde México quedaría totalmente absorbido por su zona de control como consecuencia de su cercanía geográfica y dependencia económica.
Coronavirus vaccine approved for use in Russia, President Vladimir Putin announces
Experts have raised concerns, suggesting researchers may be cutting cornershttps://t.co/9s1tn9pdln
— BBC News (World) (@BBCWorld) August 11, 2020
Estas luchas por el poder, en donde los ciudadanos comunes casi no pueden interferir, ilustran cómo los Estados son organismos vivos que necesitan alimentarse para poder crecer y sobrevivir en un entorno anárquico. En este ambiente hostil pero realista, en donde estos seres políticos sólo buscan mantener o acumular más poder, los grandes descubrimientos científico-tecnológicos se desarrollan exponencialmente. En la Segunda Guerra Mundial el hombre fue capaz de manipular la energía atómica; durante la Guerra Fría se llegó a la Luna, y cuando pase la “Gran Pandemia” contaremos con un gran adelanto en materia epidemiológica como arma de las potencias, pero derramando un gran beneficio para la humanidad.
José Antonio Bejarano es especialista en política internacional y geopolítica.