Por José Antonio Bejarano
La elección presidencial de los Estados Unidos se acerca cada vez más y Joe Biden lidera las preferencias electorales de las últimas semanas, manteniéndose a la cabeza por una diferencia de casi 10 puntos frente a Donald Trump. Si Biden se convierte en el nuevo representante del poder ejecutivo estadounidense, la agenda bilateral con México experimentará cambios significativos y cruciales que reconstruirían la relación entre estos dos países. Si bien Biden es mucho más abierto y tolerante que su contrincante republicano, su visión del libre comercio marca una senda con más obstáculos en las relaciones comerciales mexicano-americanas.
De llegar a la Casa Blanca, Biden está dispuesto a establecer un nuevo diálogo más amigable con México para tratar de una forma distinta los temas relacionados con migración. El país azteca dejaría de ser un exportador de individuos “tóxicos” que amenazan la seguridad y el estilo de vida de las familias americanas, para convertirse en un aliado regional y contribuidor a la economía de Estados Unidos.
Biden acepta abiertamente el multiculturalismo estadounidense y reconoce contundentemente que Estados Unidos no puede volver a ser blanco y protestante. Como consecuencia, el candidato demócrata ha prometido revertir el “daño” causado por la administración de Trump.
Algunas de las propuestas de Biden son: acabar con la separación de las familias; detener las políticas de asilo de Trump; terminar con la detención prolongada de indocumentados; restablecer el programa para los “dreamers”; y finalmente, rescindir prohibiciones de viajes.
Trump’s policies appear intentionally designed to aggravate the situation to scare Americans into re-electing him. Cutting off aid to Central America will increase migration to our Southern border, not reduce it.
— Joe Biden (@JoeBiden) June 19, 2019
Sin embargo, para México, no todo es miel sobre hojuelas si Biden gana las elecciones. El Partido Demócrata siempre ha tratado de imponer ciertas trabas en el libre comercio entre estas dos naciones para proteger a los trabajadores industriales estadounidenses.
Kamala Harris, candidata a la vicepresidencia por los demócratas, fue uno de los nueve senadores demócratas que se opusieron al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Ella, junto con otros líderes izquierdistas como Bernie Sanders, se ha quejado del actual tratado diciendo que no cuenta con medidas suficientes para proteger a los trabajadores estadounidenses. También, grupos ecologistas se opusieron al acuerdo comercial por su falta de protección ambiental, sobretodo en el territorio mexicano.
Our trade policies should lift up workers and grow the economy, but must also protect our environment and our future. By not confronting climate change, the USMCA fails to meet the crises of the moment.
We can do better, and that's why today I voted NO on the USMCA in committee.
— Kamala Harris (@SenKamalaHarris) January 14, 2020
El alivio en materia migratoria que puede tener México si los demócratas ganan el próximo noviembre, no es gratuito. Aunque las propuestas de Biden pueden aliviar la tensión migratoria con México, probablemente la posible nueva administración demócrata negociaría un reajuste al T-MEC, el cual aumentaría la presión comercial entre estos dos países por ganar competitividad. Sin embargo, la presión económica no es la única que aumentaría, sino también la presión política.
Donald Trump ha tratado con respeto a su homólogo Andrés Manuel López Obrador debido a sus similitudes ideológicas. Ambos presidentes son nacionalistas, lo cual será una de las grandes diferencias con Biden, quien optaría por impulsar una agenda política global para recuperar el liderazgo estadounidense perdido durante esta administración. La fricción ideológica entre ambos líderes puede entorpecer las relaciones entre ambos países impulsando cambios desfavorecedores para México en el T-MEC.
Aunque la agenda izquierdista del Partido Demócrata es más incluyente en materia de inmigración, no debemos pensar que Estados Unidos se convertiría en el mejor amigo de México, puesto que el partido Demócrata debe cumplir con una agenda que seduzca especialmente a su base dura de votantes. Debemos de tener muy claro que, como dice el coronel Pedro Baños, “en política no hay aliados eternos, sino intereses permanentes”.
José Antonio Bejarano es especialista en política internacional y geopolítica.